Los tontitos de siempre

No puedo hacerme el indiferente ante la estrepitosa megalomanía de nosotros los chilenos.  Desde luego que podría hacerme el desentendido y creer que este país y el mundo entero crecen y se desarrollan al ritmo de la meritocracia, es fácil, es autocomplaciente y pensar así además es muy meritorio para mi, que nacido en piso de tierra y educado en colegios con numero y letra tengo un título universitario.

Pero aun así me da urticaria cuando oigo o leo acerca de la cantidad de chilenos que le han doblado la mano a ese rebelde “destino” de patear piedras, ser cesantes, rayar muros, formar barricadas y se transformaron en profesionales, y no conformes con eso atribuyen el logro a sus mas ególatras pasiones: gracias a sus familias, al esfuerzo personal, al tesón, a la garra, a la insaciable sed de conocimientos que sus cerebros poseían, y un sinfín de autocomplacientes etcéteras.

Pero la vida, siempre tan maquiavélica muestra una realidad menos simplista y bastante menos acogedora.  Es la realidad del otro porcentaje de alumnos que nunca tuvieron el tiempo de estudiar como lo tuvo Ud. que con piso de tierra jamás le trabajo un peso a nadie por necesidad, que nunca tuvo ese merecido descanso porque mientras que Ud. jugaba nintendo o a la pelota para relajarse ellos tenían que cuidar a sus hermanos, que mientras que Ud. recibía el apoyo de sus padres ellos vivían en hogares de menores, que mientras que Ud. podía optar a un crédito ellos tenían que salir a robar para costear lo mismo que la TV le enseño a consumir a Ud. solo que sin un peso para pagarlo, esos que mientras que Ud. se cree el dueño del mundo por doblarle la mano al destino claman por equidad en las calles, algunos de ellos sin la educación siquiera para entender a quien dañan cuando queman un supermercado, rayan los monumentos o le destrozan lo que pagan sus impuestos.

Esos que para Ud. “sobran” bien podrían pensar que con su título universitario Ud. también sigue marcando el paso, que tiene un trabajo de 9 a 6 de lunes a viernes (y a veces mas) al igual que los que no estudian y que con todo ese conocimiento en su cabeza no ha logrado siquiera encontrarle la cura al resfrío, ese vejestorio de enfermedad que mata a tantos de sus críos, o a las recesiones económicas que tanto les perjudica en sus presupuestos familiares, o a la educación -sin ir más lejos- que sigue perpetuando esta desigualdad venenosa, o a la igualdad ante la ley, esa ley que fue pensada para tratarnos a todos por igual y la ponzoñosa mano del abogado se dedica a manipular, o quizás construir viviendas mejores, a prueba de agua y en el mejor de los casos que no se caigan al primer remezón… (Hasta el momento van médicos, economistas, abogados e ingenieros, creo que hasta aquí lo entendimos ¿o no?).

Así que Ud. que se cree tan especial porque tiene título (y lo obtuvo con mucho esfuerzo ya lo entendimos) y una buena situación económica que le permite fanfarronear con sus amigos debería pensar que aquí no hay brutos ni inteligentes, y que tampoco somos todos iguales, sino que somos la suma de circunstancias en una compleja vida que nos hizo a todos particulares, a todos distintos, a todos indispensables y a todos merecedores del mismo trato, un trato justo, digno y libre de prejuicios. Y déjese de pensar que Chile esta así de cagado por la cantidad de imbéciles, incompetentes, vivarachos, irresponsables y delincuentes que tiene, porque que Ud. sin serlo, aun no hace nada por acabar con la mala educación, con la desigualdad, con la mala formación de un niño, con ayudar a distribuir la riqueza, etc.

En vez de gastar tanto de su maravilloso cerebro en tratar de descalificar o entender el por qué los “tontitos” le arman barricadas a la salida de su casa, enséñele a un niño, ayúdele al desvalido, dele trabajo a un delincuente, plante un árbol.  Verá que con los años ese niño cambiará al mundo, ese desvalido tendrá trabajo, ese delincuente ya no hará barricadas y ese árbol asegurara la vida prospera de todos los anteriores.